En el mundo de la ciencia no todo
es precisamente investigación sobre la composición y estructura de la materia o
teoría sobre las reacciones químicas de los elementos, entre otras tantas
funciones y objetivos que tiene. A veces la poesía se entromete en la teoría y
hace bailar en versos a la ciencia.
En esta ocasión, les compartimos
nuestra traducción del poema original del escritor estadounidense y ganador del
Premio Nobel, John Updike, que narra las extrañas propiedades del neutrino como
se concebía en los años ‘60: unas pequeñas partículas subatómicas, más pequeñas
que un neutrón, sin carga, sin masa ni interacción.
Algún tiempo después de esta publicación, los científicos no sólo descubrieron dos tipos más de neutrinos sino que los tres tienen la capacidad de transformarse en los otros dos.
El neutrino hoy
Gracias a la minuciosa
investigación que se ha llevado a cabo para comprender el comportamiento del
neutrino, hoy se tiene nueva teoría:
Tamaño: su diámetro es igual a cero.
De hecho, sí
tienen masa y se ha llegado a calcular que es por lo menos un millón de veces
más ligero que un electrón. Aún se desconoce su peso exacto.
Rara vez
interactúan con otras partículas de materia, sin embargo sí lo hacen. Los
escritores literarios tienen ciertas licencias para describir lo que desean.
Los neutrinos traspasan
la Tierra como balas; millones de neutrinos
del Sol atraviesan la Tierra por un lado y salen por el otro sin que nadie se
dé cuenta. Si extiendes la mano, un trillón de neutrinos acaban de traspasarla y no
sentiste nada.
Si se quisiera
detener un neutrino, los científicos necesitarían construir una muralla de
plomo de más de un km de espesor.
El Sol emite tantos neutrinos como partículas de luz
conocidas como fotones. Los neutrinos siguen entrando a la Tierra aun cuando
dormimos.
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